La escritura no es la proyección del hombre, sino el trazado de su devoción por el vacío, el movimiento de la inscripción de su negatividad. Edmond Jabès.

Saudade

Saudade
Heteronimia.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Lenin: el inmortal (III), John Gray



La estructura en forma de cubo de la cripta de Lenin encapsulaba el pensamiento ocultista que yacía tras el proyecto. La arquitectura modernista a menudo ha reflejado ideas ocultistas.La obra del fundador del modernismo arquitectónico Le Corbusier revela la influencia de la francmasonería, que se muestra en el significado iconográfico dado al ángulo recto, Entre otros arquitectos sel siglo XX influidos por el ocultismo se encuentran Frank Lloyd Wright, que reconoció el impacto que Gurrdjieff había ejercido en su obra. Sin embargo, la arquitectura y lo oculto raras veces se habían ido tan de la mano como en la tumba de Lenin. 

La tumba fue diseñada por A. V. Shchusev. un arquitecto que formaba parte del movimiento constructivista, que seguí la idea de Malévich de las formas abstractas, que posteriormente rediseñó la prisión Lubianka.El diseño de Shchusev reflejaba la creencia de Malévich en las propiedades ocultas del cubo. En una reunión de la comisión para el funeral celebrada el 23 de enero de 1924, Shchusev declaró: "Vladímir Ilich es eterno [...]. ¿Cómo honraremos su memoria? En arquitectura el cubo es eterno [...] dejemos que el mausoleo, que erigiremos como un monumento a Vladímir Ilich, derive de un cubo". Shchusev esbozó entonces una estructura hecha con tres cubos, que la comisión aceptó. 

La primera versión de mausoleo, que tenía que terminarse en seguida con el fin de que estuviera listo para el funeral de Lenin el 27 de enero, era una estructura de madera formada por tres cubos. Tardaron sólo tres días en construir el mausoleo; se utilizaron explosivos manipulados por soldados para romper el suelo congelado y los cubos de madera se pintaron de color gris para darle apariencia de piedra. Después del artículo de Krasin se anunció un concurso de diseño para buscar un lugar de reposo más duradero, y Krasin aceptó el proyecto de Shchusev para realizar una versión más espaciosa de mausoleo de madera original. 

En el proyecto de Shchusev había varias influencias. Él había viajado a Egipto donde en 1922 se había descubierto la tumba de Tutankamón en Luxor. Circulaba desdehacía tiempo entre los teósofos de Rusia y de todas partes una versión ficticia de la mitología egipcia. Reflejando esta mitología, el cubo interior del mausoleo de madera donde el cuerpo de Lenin yacería estaba enmarcado por plataformas que formaban una pirámide. Tras haber traspasado el reino de la muerte, Lenin efectuaría un viaje de regreso a la tierra de los vivos como habían hecho los faraones en el mito egipcio. Asimismo, el diseño del mausoleo incluía un mito cristiano. Haciéndose eco de la doctrina de la Trinidad, según la cual Dios osee una triple naturaleza formada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la estructura se compondría de tres cubos. Pero la Trinidad es también una doctrina de la encarnación , y Kranin creí que Lenin podía resucitar físicamente. 

El mausoleo de madera,  en le cual el cuerpo reembalsamado de Lenin  era exhibido metido en un sarcófago de cristal, fue abierto al público el 1 de agosto de 1924.   Posteriormente en ese mismo año, la Comisión para la Inmortalización inició los trabajos para construir un santuario permanente. Krasin y Lunacharski anunciaron otro concurso y s epresentaron muchos diseños en el transcurso de varios años, pero en 1929 se decidió encargar a Shchusev la reconstrucción de su mausoleo de madera en piedra. el trabajo empezó en julio de 1929, y en otoño de 1930 lo que  quedaba de Lenin se guardó protegido por cristal en una tumba de granito rojo instalada en la Plaza Roja. 

Los esfuerzos para conservar el cuerpo de Lenin prosiguieron durante el largo proceso que supuso crear un lugar de reposo adecuado. Kranin inició el trabajo de preservación cuando, hacia finales de 1924, construyó un sistema de refrigeración creado para mantener fresco el cadáver embalsamado. Pero la tecnología de la criogenia no funcionó y el cuerpo empezó a mostrar señales de podredumbre. La piel del rostro y de las manos se había oscurecido, estaban apareciendo arrugas y los labios se habían separado. No era fácil mantener el cuerpo a una temperatura baja estable, y la congelación estaba acelerando el proceso de putrefacción. Al comentársele estos problemas, Krasin se mostró firme en que la congelación podía tener éxito. Toda condensación que pudiera estar dañando en cadáver se podía solucionar instalando un cristal doble y consiguiendo un refrigerador mejor en Alemania, que siempre era la fuente de la mejor tecnología a los ojos de los bolcheviques. Se importó el refrigerador alemán pero el proceso de deterioro prosiguió: los labios se habían separado más, la nariz se estaba deformando, una mano empezaba a adquirir una coloración gris verdosa, los ojos se estaban hundiendo en las cuencas y las orejas se habían arrugado.

el primer experimento de Krasin sobre la resurrección criogénica podría no haber tenido éxito. Incluso hoy en día, que las técnicas están mucho más avanzadas, el proceso de congelación es sumamente perjudicial para el cadáver. Pero cuando Krasin y Lunacharski anunciaron su concurso para diseñar una tumba permanente, especificaron que el nuevo mausoleo debía incluir una cámara subterránea en la que se alojarían los aparatos necesarios para conservar el cuerpo de Lenin. Al parecer, los dos "constructores de Dios" no habían perdido la esperanza de que algún día Lenin podría regresar a la vida.

La inmortalización de Lenin tenía lógica. Lenin reaccionaba con furia contra cualquier idea de que el bolchevismo era una nueva religión, y en 1913 escribió a Gorki que intentar construir un nuevo Diosno era más que un ejercicio de necrofilia. La observación era sagaz, pero Lenin no se hallaba tan lejos de "los constructores de Dios"como imaginaba. También el pretendía crear un mito -el paraíso terrenal de los principios del cristianismo-, utilizando el poder de la ciencia.

Sólo cabía esperar que muchos bolcheviques imaginaran que su líder había muerto de verdad. Empleando el poder del conocimiento, imaginaban que Lenin resucitaría algún día. Por supuesto, esto era una fantasía. La copia que se había armado como una muñeca con los restos mortales de Lenin jamás habría podido resucitarse. En lugar de abrir el camino a la humanidad inmortal, la ciencia sólo era capaz de crear un muñeco sin vida.

Las circunstancias de la muerte de Lenin son confusas. Se sabe que había quedado perjudicado en un atentado contra su vida en 1918, y que posteriormente sufrió un ataque. La autopsia original no era concluyente, y algunos de los médicos consultados declararon que murió de arteriosclerosis avanzada, pero otros no dieron ninguna opinión (otros tal vez incluso creyeran que padecía sífilis). En algunas versiones delos acontecimientos, Lenin quería acabar con su última enfermedad mediante el suicidio y es posible que pidiera la eutanasia con una dosis fatal de medicación.

Siempre ha habido gente -incluso, en algunos de los relatos, el propio Lenin en sus últimos días- que creen que le fue administrado veneno por obra del propio Stalin. En años posteriores, Trotski llegó a creer que podría haber sido así, mientras Stalin aludió bromeando a esta posibilidad cuando un día a principios de los años treinta estaba bebiendo en casa de Gorki en Moscú. Es improbable que Lenin fuera asesinado; ¿de qué  había servido, dado que ya estaba incapacitado? Más probable es la corriente de la sospecha. Tras haber adoptado el asesinato en masa como instrumento de política, Lenin y sus discípulos jamás podían estar seguros de que ellos mismos no serían liquidados. Ni siquiera Stalin podía confiar en que moriría de muerte natural. Después de morir en marzo de 1953, probablemente como consecuencia de un ataque, el jefe de la policía secreta, Lavrenti Beria, alardeaba de haber envenenado al líder soviético. Unos meses más tarde Beria fue fusilado.

Cualquiera que fuera la manera en que terminó la vida de Lenin, su cuerpo recibió los mejores cuidados posibles. En 1925, el Politburó montó un laboratorio para estudiar el cerebro de Lenin. Cortado a rodajas en más de treinta mil secciones, conservado en formalina y alcohol y metido en cera de parafina, el cerebro fue examinado durante más de una década. Un informe de 1936 llegó a la conclusión de que exhibía "un grado extremadamente elevado de organización". Se tomaron precauciones extras para asegurarse de que el cuero permanecía a salvo. Cuando las fuerzas nazis se estaban acercando a Moscú en junio de 1941, el cuerpo de Lenin fue evacuado antes que ning{un habitante vivo de la ciudad.

Después de la guerra se siguió tratando el cuerpo de Lenin como si fuera una persona viva. En 1973, cuando el Politburó decidió renovar los documentos del partido, el primer carné que fue emitido de nuevo fue el de Lenin. A lo largo de las últimas décadas del comunismo el traje de Lenin se cambiaba cada dieciocho meses y era sustituido por uno nuevo confeccionado expresamente por un sastre de la KGB.

En sus últimas décadas, el Estado soviético se convirtió en una cáscara vacía. Las élites comunistas hacía mucho que habían perdido la fe en el sistema y permanecían unidas a él sólo por los privilegios que les proporcionaba. Pero su nivel de vida apenas alcanzaba el de los obreros de los países capitalistas, y cuando como consecuencia de la liberalización de Gorbachov fueron conscientes de este hecho, el Estado soviético se derrumbó.

Lenin vivió más que el sistema que creó. Después del colapso, Boris Yeltsin propuso cerrar el mausoleo de Lenin y enterrar el cuerpo, pero hubo protestas por parte de los comunistas, y sigue exhibiéndose en el mausoleo. Como ha ocurrido siempre desde que murió Lenin, la tarea de los que lo cuidan es eliminar cualquier señal de envejecimiento. Tras una restauración realizada en 2004 se anunció que Lenin tenía un aspecto más joven del que había tenido en décadas.                

jueves, 23 de marzo de 2017

En la simiente del caso Padilla


A aquel hombre le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las manos,
porque para una época difícil
nada hay mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos
que alguna vez tuvieron lágrimas
para que contemplara el lado claro
(especialmente el lado claro de la vida)
porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir, con cada afirmación, un sueño
(el-alto-sueño);
le pidieron las piernas,
duras y nudosas,
(sus viejas piernas andariegas)
porque en tiempos difíciles
¿algo hay mejor que un par de piernas
para la construcción o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol obediente.
Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros.
Le dijeron
que eso era estrictamente necesario.
Le explicaron después
que toda esta donación resultaría inútil
sin entregar la lengua,
porque en tiempos difíciles
nada es tan útil para atajar el odio o la mentira.
Y finalmente le rogaron
que, por favor, echase a andar,
porque en tiempos difíciles esta es, sin duda, la prueba decisiva.

Heberto Padilla, Fuera del juego, 1968.

martes, 21 de marzo de 2017

Lenin: el inmortal (II), John Gray


Fiódorov ejercía una profunda influencia en "los constructores de Dios", en especial en Krasin. Exterrorista zarista e informados de la Ojrana, ingeniero, experto en explosivos y armas, contrabandista, falsificador y blanqueador de dinero, financiero bolchevique en jefe y comisario soviético de Comercio Exterior, Krasin era amigo íntimo del médico-filósofo Aleksandr Bogdánov, otro creador de Dios, que lo trató por una enfermedad de la sangre. el tratamiento no tuvo éxito y Krasin murió en 1926.

En la actualidad, Krasin está prácticamente olvidado, y sin embargo sin él los bolcheviques probablemente no habrían conservado el poder. Como representante en jefe dela Comisión Soviética para el Comercio Exterior, Krasin fue quien hizo los tratos con los Aliados y condujo a Londres a la delegación comercial  soviética que puso fin al bloqueo británico.  Sin el acuerdo comercial anglosoviético de 1921, que Krasin hizo posible persuadiendo a Lloyd George de que el bolchevismo estaba evolucionando en una nueva dirección, el régimen tal vez no habría sobrevivido al colapso económico que siguió a la revolución y a la guerra civil. Gorki era su rostro público, pero fue Krasin quien dirigió la vasta operación en la que se reunieron los objetos de arte rusos, las piedras preciosas y los metales, y se vendieron por moneda fuerte a compradores occidentales. En total, el dinero que Krasin reunió ascendía aproximadamente al equivalente actual de ciento sesenta millones de dólares. 

Krasin era más un intermediario que mezclaba delito y diplomacia. Después de la moda de los "constructores de Dios", también fue un hombre profundamente religiosos que jamás dudó que la ciencia proporcionaría a los humanos poder sobre la muerte. En el funeral de un compañero revolucionario tres años antes de la muerte de Lenin, Krasin declaró que los líderes revolucionarios del futuro jamás morirían:

          Estoy seguro que llegará un día en que la ciencia será todopoderosa, que podrá recrear un organismo muerto. Estoy seguro de que llegará un momento en el que se podrán utilizar los elementos de la vida de una persona para volver a crear a la persona física. Y estoy seguro de que cuando llegue ese momento, cuando la liberación de la humanidad, utilizando todo el poder  de la ciencia y la tecnología, cuya fuerza y capacidad ahora no podemos imaginar, sea capaz de resucitar a grandes figuras históricas, estoy seguro que cunado llegue ese momento,entre las grandes figuras, se hallará nuestro camarada. 

Pocos días después del funeral de Lenin, Krasin publicó un artículo en el periódico comunista Izvestia, "La inmortalización arquitectónica de Lenin", instando a que el mausoleo de Lenin fuera un lugar que superara a la Meca, y a Jerusalén en grandiosidad e importancia. El 25 de marzo de marzo de 1924, tras deliberaciones en las que estaba involucrado Dzerzhinski, se anunció que el cuerpo sería embalsamado. Tres días después, la comisión para el funeral que se había creado para organizar el sepelio cambió su nombre por el de "Comisión para la Inmortalización".

La forma cúbica de la tumba de Lenin fue inspiración del artista Kazimir Malévich, que había diseñado decorados para una ópera futurista, Victoria sobre el sol, que promovía la idea de la llegada del superhombre. Fundador del suprematismo, Malévich veía las formas geométricas abstractas como la encarnación de una realidad superior. Influido por los escritos de Ouspenski, veía el mausoleo de Lenin como la representación de un "cuarta dimensión" donde la muerte no existía. Días después de la muerte de Lenin, Malévich escribió:

          El punto de vista de que la muerte de Lenin no es muerte, de que está vivo y es eterno, queda simbolizado en un objeto, que adopta a forma del cubo. El cubo ya no es un cuerpo geométrico. Es un nuevo objeto con el que intentamos retratar la eternidad, crear una nueva serie de circunstancias con con las que podamos mantener la vida eterna de Lenin, derrotando a la muerte.

En armonía con esta filosofía, Malévich sugirió que cada seguidor de Lenin debía tener un cubo en un rincón de casa. Su propuesta se adoptó y el partido ordenó que se distribuyeran cubos.    Se instalaron santuarios al líder muerto en lo que se llamó "rincones de Lenin" en fábricas y oficinas de todo el país. 

El mausoleo cúbico de Lenin  era un monumento a esta creencia en la conquista de la muerte. Malévich creía que los humanos podían ser como dioses: "Ningún libro,ningún escrito, ninguna ciencia puede imaginar la gloria del yo, que tiene apariencia de hombre; el único Dios que jamás ha existido, existe o existirá": A veces, Malévich parecía pensar que se había vuelto divino: "Así es como razono sobre mí mismo y me elevo al nivel de una divinidad que dice que yo lo soy todo y que aparte de mí no hay nada". Después de morir en 1935, ñas cenizas de Malévich se levaron a un campo donde fueron enterradas bajo un viejo roble. Unos años más tarde llegó la guerra y se perdió todo rastro de su tumba y del cubo.   

martes, 14 de marzo de 2017

Lenin: el inmortal (I), John Gray


¡Muertos de todos los países, uníos!
"Manifiesto cosmista", Petrogrado, 1920



El poeta Vladímir Mayakovski captó el estado de ánimo que reinaba entre los bolcheviques cuando se anunció la muerte de Lenin el 21 de enero de 1924: "Lenin, incluso ahora, está más vivo que todos los vivos". Muchos miembros del partido creían que Lenin no había muerto realmente. Pero ¿era inmortal el espíritu de Lenin, o podía serlo el propio Lenin -el Lenin real, físico- devuelto a la vida de alguna manera?

El funeral de Lenin fue organizado por Dzerzhinski. Estableció la pauta para futuros actos de Estado de que orden de precedencia reflejaba el estado del momento de la lucha por el poder. Stalin y Zinóviev fueron los portadores principales del féretro, mientras que Trotsky, que se estaba recuperando de una enfermedad, en el Mar Negro, ni siquiera fue avisado de la fecha de la ceremonia.

El funeral fue precedido por una capilla ardiente, y el interrogante era qué hacer con el cuerpo.  No esta del todo claro cómo se tomó la decisión de embalsamar a Lenin. Las actas de una reunión del Politburó celebrada a finales de otoño de 1923, cuando ya estaba gravemente enfermo, sugieren que Stalin se oponía a realizar un entierro o incineración corrientes e insinuó la posibilidad de embalsamarlo, procedimiento al que Trotski y Bujarin se oponían. Al parecer, Stalin creía que un Lenin embalsamado cuadraría con la creencia ortodoxa rusa de que los cuerpos de los santos son incorruptibles y canalizan los sentimientos religiosos de los rusos en beneficio del régimen.

Quienquiera que fuera el responsable, la decisión de embalsamar a Lenin implicaba algo más que cálculo político. Los "constructores de Dios" tenían una fe mágica en el poder de la ciencia, que en su opinión poda vencer a la muerte. Uno de ellos -Leonid Krasin(1870-1926)- intentó congelar a Lenin, con el objetivo ultimo de devolverle la vida. Igual que Gorky, Krasin era adepto a la filosofía de la "construcción de Dios". Asimismo, creía en la resurrección científica. 

Junto con otros "constructores de Dios", Krasin admiró durante mucho tiempo al pensador ortodoxo ruso Nikolai Fiódorov. (1829-1903). Más próxima al cristianismo original que a las tradiciones occidentales, la ortodoxia rusa prometía la resurrección del cuerpo. En las enseñanzas de Jesús, la humanidad carnal era lo que se levantaría de la tumba. Fiódorov creía que la ciencia podía crear la inmortalidad física. Eso no sólo permitiría a generaciones futuras de la humanidad evitar la muerte: todo ser humano que hubiera vivido alguna vez podría resucitar. Fiódorov había formulado esta tesis en respuesta a una carta de Dostoievski, ardiente partidario:

           Nuestro deber, nuestra tarea, consiste en devolver a la vida a todos los que han muerto, a todos aquellos que, como hijos y descendientes, perdimos: nuestros padres y antepasados [...]. En otras palabras, la raza humana la irresistible, ciega y fría fuerza del universo en otra, informada por el espíritu, la razón y la voluntad de todas las generaciones resucitadas [...].Todo sería resultado d la razón, la voluntad y el trabajo consciente.

Fiódorov convirtió la fe ortodoxa en la resurrección física en un proyecto de derrota de la muerte mediante la tecnología:

          El destino de la Tierra nos convence de que la actividad humana no puede quedar confinada entre los límites del planeta. Tenemos que preguntar si nuestro conocimiento de su destino probable, su inevitable extinción, nos obliga a hacer algo o no. ¿El conocimiento puede ser útil o es un adorno inútil? En el primer caso podemos decir que la Tierra se ha vuelto consciente de su destino a través del hombre,  y esta consciencia es evidentemente activa: el camino de la salvación. La mecánica ha aparecido precisamente cuando el mecanismo ha empezado a deteriorarse [....]. No hay intención en la naturaleza; es el hombre quien tiene que introducirla, y ésta es su raison d'être suprema.


lunes, 13 de marzo de 2017

Sobre la tiranía, Joseph Brodsky


Tal vez la enfermedad y la muerte sean las únicas cosas que un tirano tiene en común con sus súbditos. Sólo en ese sentido, una nación se beneficia al ser gobernada por un anciano. No es que la conciencia de nuestra mortalidad nos ilustre o nos modere, pero el tiempo que un tirano pasa pensando, pongamos por caso, en su metabolismo es tiempo robado a los asuntos de Estado. La calma interior e internacional es directamente proporcional al número de enfermedades que afecten a nuestro Primer Secretario del Partido o Presidente vitalicio. Aun cuando sea lo suficientemente perspicaz para aprender el arte suplementario de la crueldad inherente a toda enfermedad, suele vacilar bastante a la hora de aplicar ese saber adquirido a las intrigas de su palacio o a las políticas exteriores, aunque sólo sea porque instintivamente trate de restablecer su anterior estado de salud  o simplemente esta convencido de su plena recuperación. 

Un tirano siempre usa el tiempo que se debe dedicar a pensar en el alma para tramar planes encaminados a preservar el statu quo. Se debe a que un hombre en su posición no distingue entre el presente, la Historia y la eternidad, fundidos en una unidad por la propaganda del Estado para su conveniencia y la de la población. Se aferra al poder, como cualquier persona anciana a su pensión o a sus ahorros. La nación ve lo que a veces parece una purga en las esferas dirigentes como un intento de mantener la estabilidad por la que ésta optó en primer lugar, al permitir el establecimiento de la tiranía. 

La estabilidad de la pirámide raras veces depende de su pináculo y, sin embargo, éste es precisamente lo que atrae nuestra atención. Al cabo de un tiempo, los ojos del espectador se aburren con su intolerable perfección geométrica y ya sólo piden cambios. Sin embargo, cuando se producen éstos, siempre son para peor. Como mínimo, un anciano que lucha para evitar la desgracia y la incomodidad, particularmente desagradables a su edad, es bastante previsible. Por sanguinario y malvado que parezca en dicha lucha, no afecta a la estructura interna de la pirámide o a su sombra exterior y los objetos de su lucha, los rivales, se merecen enteramente su tras atroz, aunque sólo sea por tautología de su ambición en vista de la diferencia de edad. Es que la política no es sino pureza geométrica que enmarca la ley de la jungla.

Allí arriba, en la cabeza del alfiler, sólo hay sitio para uno y más vale que sea viejo, pues los viejos nunca aparentan ser ángeles. El único propósito del tirano de edad es conservar su posición, por lo que su demagogia y su hipocresía no imponen a las mentes de sus súbditos la necesidad de creencia o la proliferación textual, mientras que el joven advenedizo, con su celo o dedicación, verdaderos o falsos, siempre acaba aumentando el nivel de cinismo público. Mirando atrás en la historia humana, podemos decir sin miedo a equivocarnos que el cinismo es el mejor criterio para apreciar el progreso social.  

Es que los nuevos tiranos siempre introducen una nueva combinación de hipocresía y crueldad. Piénsese en Lenin, Hitler, Stalin, Mao, Castro, Gadafi, Jomeini, Amin y demás. Siempre superan a sus predecesores en más de un aspecto y retuercen un poco más el brazo del ciudadano, además dela mente del espectador. Para un antropólogo, esa clase de desarrollo demuestra un gran interés, pues amplía nuestro concepto de la especie. Sin embargo, conviene observar que la responsabilidad de los procesos antes citados corresponde tanto a los avances tecnológicos y al crecimiento general de las poblaciones como a la maldad particular de un dictador determinado. 

En la actualidad, cada nuevo sistema sociopolítico, ya sea una democracia o un régimen autoritario, es un alejamiento más del espíritu del individualismo en dirección de la estampida de las masas. La idea de nuestra excepcionalidad existencial queda substituida por la de nuestro anonimato. Una persona no perece tanto por la espalda cuanto por el pene y, por pequeño que sea un país, necesita la planificación central o queda sometido a ella. Esta situación engendra fácilmente diversas formas de autocracia, en las que podemos considerar a los propios tiranos formas anticuadas de computadoras. 

Pero, si sólo fueran las versiones anticuadas de computadoras, no seria tan grave. El problema es que un tirano puede comprar nuevas computadoras de última generación y aspira a manejarlas. Ejemplos de formas anticuadas de aparatos manejadas por formas avanzadas son las del Führer, al recurrir al altavoz, o la de Stalin, al usar el sistema de vigilancia telefónica para eliminar a sus oponentes del Politburó. 

Los hombres no se vuelven tiranos porque tengan vocación para ello ni tampoco por pura casualidad. Si un hombre tiene semejante vocación, suele tomar un atajo y convertirse en un tirano de la familia: en cambio, es sabido que los tiranos reales son tímidos y, como miembros de una familia, no son interesantes precisamente. El vehículo de una tiranía es un partido político (o las filas militares, tienen una estructura similar a la del partido), pues, para llegar a la cima de algo, se debe disponer de un medio con una tipografía vertical. 

Ahora bien, a diferencia de una montaña o, mejor aún, de un rascacielos, un partido es esencialmente una realidad ficticia inventada por los desempleados mentales o de otra índole. Llegan al mundo y encuentran su realidad física, rascacielos y montañas, totalmente ocupados. Así, pues, su disyuntiva estriba en esperar que haya una abertura en el antiguo sistema o crear una opción substitutiva propia. Esta última opción les parece la forma más conveniente de actuar, aunque sólo sea porque pueden comenzar inmediatamente. La de crear un partido es una ocupación en sí misma y, además, absorbente. Desde luego, no da resultados inmediatos, pero es que el trabajo no es tan duro y la incoherencia de esa aspiración entraña mucho consuelo mental.   

Para ocultar sus orígenes puramente demográficos, un partido suele crear su propia ideología y mitología. En general, siempre se crea una nueva realidad a imagen de otra antigua, remedando las estructuras existentes. Semejante técnica, si en oculta la falta de imaginación, añade cierta apariencia de autenticidad a la empresa entera. Ésa es la razón -dicho sea de paso- por la que muchas de esas personas adoran el arte realista. En general, la falta de imaginación es más auténtica que su presencia. La monótona estolidez de un programa de partido y la apariencia gris y mediocre de sus dirigentes gustan a las masas como su reflejo que son. En la era de la superpoblación, el mal (como también el bien) se vuelve tan mediocre como sus sujetos. Para llegar a ser un tirano, lo mejor es la estolidez.